El narrador nos traslada a la época en que, con veintidós años, y recién graduado como matemático en Buenos Aires, se instala en Oxford con una beca de estudios. Al poco de llegar se suceden una serie de asesinatos que parecen seguir una serie lógica de símbolos, el primero de los cuales tiene lugar en la casa donde él se aloja. Junto a nuestro protagonista y a Arthur Seldom, conocido matemático y profesor que ha recibido un primer mensaje del asesino, a modo de desafío, y en paralelo con el inspector Peterson de la policía, poco a poco vamos descubriendo lo que se esconde tras esos crímenes casi imperceptibles, y también nos llevamos alguna sorpresa.
Son interesantes las explicaciones matemáticas (se nota la otra profesión del autor) y curiosidades que se cuentan, pero como novela de intriga o misterio no me parece muy destacable. Es entretenida y se lee bien.
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