Este breve libro, soportando aun la cruz de la filosofía, compone en sus fragmentos las islas de un logos sumergido, territorios entresacados de los oscuros lugares ocultos al implacable imperio de la razón discursiva. Más allá de la identidad de ser y pensar, más allá de la filosofía, Zambrano establece un nuevo diálogo entre el gnosticismo, la razón occidental y la poesía. De la vida a la muerte, tejiendo sus confines, la «visión» ese otro modo de conocer, descubre las prodigiosas heridas a través de las que el ser se abre y revela. Quizás en ninguna otra obra de Zambrano se aborden con mayor penetración y belleza las raíces de la conciencia y su inhibición frente al alma vegetativa librada a sí misma, a la materia suelta, a la exasperación que ello conlleva de la humana esperanza... Este libro, lejos de propiciar un decálogo de la felicidad, adentra, interioriza, el desierto en el alma, y aguza el oído, y es también propedéutico, para bien aprender a ser movido por y en la luz.