Frank McCourt con su relato, nos muestra su infancia guiándonos por un mundo de miserias. Miserias económicas, pero sobre todo, un mundo de miserias humanas. Un mundo, donde seremos espectadores de lo bajo que puede llegar a caer una persona debido a sus adicciones, un mundo, donde seremos espectadores de lo bajo que puede llegar a caer una institución. Un mundo, donde seremos espectadores de como alguien puede alcanzar sus objetivo, si lo que se propone es sobrevivir. McCourt en su libro, nos revela la falsedad de una sociedad educada en una doctrina, en la cual la figura paterna es liberada de cualquier condena a pesar de ejercer los actos más ultrajantes y en contraposición, la figura materna es despreciada por “apartarse del camino establecido”.
Un buen libro, con momentos muy duros.