Reflexión, lagrimas, sorpresa, sonrisa, susto, más vueltas a la cabeza, otra vez a llorar, otro susto, otra vez a reír, angustia, tensión, NO!!! No me lo puedo creer!!! Emoción, otra vez a pensar, otra vez los ojos empañados… y así hasta el final de libro.
Me ha parecido una pasada. He disfrutado como un niño de ese pedazo de historia entre Álvaro y Mónica, de la forma de ver la vida del entrenador Norman, del valor de Marco, he odiado profundamente a todo ser relacionado con la organización…
Es una historia que te atrapa desde el minuto 1 (en este caso el 90) y no te deja soltar el libro. En prácticamente todos los capítulos hay giros y sucede algo que no esperas. Los capítulos son cortos, el ritmo dinámico y el hecho de alternar y vivir en primera persona la historia desde el punto de vista de cada personaje hace que la lectura sea aún más vertiginosa e interesante.
Los personajes están muy bien conseguidos y no te dejan para nada indiferente. Cada uno tiene perfectamente definida su personalidad, sus cualidades y condiciones. Amarás a unos y odiarás a otros, pero siempre despertarán algo en ti.
El final es trepidante, intenso y no sabes cual va a ser el desenlace hasta la última frase. Me ha parecido brillante la forma en que Aitor ha jugado con el lector para que en determinadas situaciones nada sea lo que a priori parecía.
Las aristas de la muerte ha sido una sorpresa muy grata. Esta lleno de reflexiones y frases que son joyas. Es un himno a la superación ante las adversidades, a las cosas realmente importantes en la vida y sobre todo a la felicidad (El primer capítulo de Mónica es una maravilla).
Dicho esto, acabaré diciendo que Aitor es un crack interplanetario que no debe dejar de escribir nunca, que presento mi candidatura para ser ayudante vitalicio del entrenador Norman, que cuando sea mayor quiero ser como Marco y que vivan todos los Álvaros, todas las Mónicas y todos los que luchan a contracorriente por lo que creen y quieren, porque el mundo es mucho más bonito con personas así. Y si como dice Aitor la muerte nos acecha, entonces como dice Sabina: que el fin del mundo nos pille bailando (y que sea después de haber leído las aristas de la muerte, que uno no se puede morir sin haber leído este pedazo de libro)
hace 3 años
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