¿Alguna vez has estado tan cansado de todo, hasta de la vida, que cuando la muerte ha llegado también te ha cansado? En realidad, ¿has estado harto de estar harto?
¿Te has estado buscando durante años y al encontrarte no has terminado de ser lo que esperabas? Quizá «sólo» era cuestión de aceptarse desde el primer momento.
¿Pensabas que nadie comprendía tu situación, que a todos le daba igual, y finalmente hasta tú acabaste pasando de ti mismo?
La búsqueda de nuestro lugar en el mundo, la gestión de nuestra supuesta invisibilidad frente a los demás, la entrega sin límites, la decisión de ser como los demás quieren que seamos, todas las situaciones inquietamente cotidianas y las torturas vitales tiene cabida en «Lágrimas en la lluvia».
Valiéndose de las ambivalencias del lenguaje, del doble sentido de las coyunturas de la vida y de la combinación de ambas, Juanlu Ruiz construye microcosmos e historias diminutas en extensión, pero tan universales como su mensaje. Aunque en ocasiones parecen sacadas de una pesadilla, han sido, son o serán un mal sueño o una simple realidad por todos compartidas.
Tú y yo hemos querido bajarnos del mundo más de una y de dos veces, ¿no? Seguro que en el andén de la nada tampoco hemos estado tranquilos (inconformismo hasta la saturación). Juanlu Ruiz estaba allí para dar fe de nuestro desasosiego universal, para convertir en literatura la entropía a la que tiende nuestra existencia.
Con «Lágrimas en la lluvia» y con su autor me ha vuelto a pasar lo que con algún otro libro y escritor que, por unos u otros motivos, se mantienen -o son mantenidos- al margen de los circuitos comerciales habituales, es decir, me han sorprendido gratamente. Hacer literatura de la vida y magia con las palabras está al alcance de muy pocos.
Juanlu Ruiz es, sin duda, notario de Kafka, levanta acta de todas las contradicciones y del caos cotidiano al que nos enfrentamos, un acta literaria sin complejos ni formalismos.
Recomiendo las historias que se cobijan bajo el paraguas de Juanlu Ruiz: son gotas de esperanza literaria. (Jorge Juan Trujillo, 9 de marzo de 2020)