Testimonio crudo del Medellín violento de hace algunos años. Muy buen libro, con una redacción elegante, amena.
hace 13 añosEn el resquebrajamiento de una sociedad que ha cortado con sus valores y su pasado, en que los asesinos contratados o sicarios son niños, y en que la impunidad es la norma y la violencia el aire que se respira, por las atestadas calles de Medellín, entre una multitud maldiciente de desempleados y mendigos, de ladrones y atracadores, vendedores ambulantes y fumadores de basuco, van el narrador loco o lúcido y su amante, un adolescente asesino, tratando de ponerle remedio por las malas a lo que no lo tiene. Cuando ya no queda sino rezar y rociar con agua bendita las balas, la iglesita perdida de María Auxiliadora en el pueblo de Sabaneta se vuelve un santuario de peregrinación de los sicarios y a la vez una referencia para las páginas alucinadas de esta novela.
Testimonio crudo del Medellín violento de hace algunos años. Muy buen libro, con una redacción elegante, amena.
hace 13 añosEs un libro muy crudo y a la vez muy interesante.
hace 10 años