Estoy de acuerdo con que hay algunos signos de inmadurez, especialmente cuando a Joël le da por ponerse filosófico o romántico, pero lo compensa con su frescura, una buena historia, una estructura consistente y un caso muy bien pensado. Destacaría la primera parte, con un ritmo vertiginoso, luego en la segunda decae un poco para terminar con una tercera parte demasiado enrevesada, con tantos giros que uno termina por marearse, aunque se supone que esto es lo que se espera del género. Balance global positivo, de hecho, una de las mejores novelas negras que he leído últimamente.
hace 7 años