El concejal independentista del Ayuntamiento de Barcelona Enric Marededéu comete el gran error de su vida cuando, utilizando sus influencias, logra que le trasladen de una habitación compartida en un hospital público a una cómoda y solitaria suite del Instituto Mental Europeo. Lo que empieza siendo una estancia tranquila y discreta acaba convirtiéndose en una batalla campal, donde un grupo de enfermos mentales, apoyados por varios comandos antisistema y otros activistas radicales, se enfrentan violentamente a la policía y atraen la atención de los medios de comunicación locales y nacionales. Pablo Sebastiá Tirado realiza en La sonrisa de las iguanas una metáfora disparatada de la realidad social actual, una burla de la España de la crisis y los recortes presupuestarios.