Herman Melville y Nathaniel Hawthorne, William Faulkner y Thomas Wolfe, Francis Scott Fitzgerald y Dorothy Parker, Dashiell Hammett y Patricia Highsmith, Ernest Hemingway y William Saroyan, John Fante y Budd Schulberg, William Burroughs y Jack Kerouac, Carson McCullers y Flannery O’Connor, Saul Bellow y Philip Roth, Paul Auster y… Este libro trata de la pasión incontenible de escribir narrativa por parte de unos cuantos norteamericanos que llevaron a cabo su vocación con perseverancia y fe, haciendo caso omiso al desaliento, a las malas críticas, a la incomprensión en muchas ocasiones. Algunos, incluso los más grandes, lograron disfrutar de una aceptación tardía, o ni siquiera eso, sino que su reconocimiento fue póstumo. Otros gozaron de alabanzas tempranas, pero se sintieron insatisfechos frente a su propio arte, siempre debiéndose algo. Casi todos naufragaron en su vida personal, por propia voluntad en una suerte de autodestrucción maldita o porque el destino funesto se cebó con ellos. Solitarios, alcoholizados, neurasténicos, narcisistas, pero también sensibles, fraternos, afables, solidarios, bondadosos, pues no en vano todos supieron ahondar en lo humano, conocieron al prójimo tan bien que crearon mundos paralelos, realidades de ficción fidedignas e imperecederas.