Aila vive, desde la muerte de Niume, su abuela y mentora, sola en el bosque. Ha heredado de ella su habilidad para sanar dolencias a través de las hierbas medicinales, la magia y su don para predecir el futuro. Su apacible vida se ve trastocada cuando un grupo de guerreros irrumpe en su hogar con el firme propósito de guiarla hasta el clan de los McLeod para ayudar a la esposa de su laird. El encargado de velar por su seguridad durante el trayecto será Daimh, el sobrino del jefe del clan, un hombre poco acostumbrado a lidiar con féminas tan especiales y con un carácter tan explosivo como el de la joven bruja. Aila es un personaje que me ha gustado mucho. Es una mujer adelantada a su época, pero en su caso resulta coherente, puesto que ha crecido prácticamente aislada del mundo y ajena a las normas y creencias del resto. Eso le provocará continuos enfrentamientos con miembros de la Iglesia y con los guerreros del clan, que no verán con buenos ojos que ella defienda a capa y espada la igualdad entre hombres y mujeres. Algunos de esos rifirrafes han sido para enmarcar, sumamente divertidos y han logrado arrancarme una sonrisa. La historia de amor se desarrolla de forma pausada y nuevamente resulta original por ser Aila, la protagonista femenina, la que lucha por dar caza al guerrero. En la historia no falta escenas de lucha ni, por supuesto, una conspiración de alguien que quiere romper la paz dentro el clan de los McLeod. Siempre me han gustado mucho las historias que tiene un toque místico y en esta, la magia está muy presente. La autora se recrea explicando los rituales que Aila lleva a cabo con mucho detalle gracias a la combinación de los cinco elementos -Fuego, Tierra, Aire Espíritu y Agua- y siempre en conexión con la naturaleza. Creo que es evidente que he disfrutado mucho de esta historia de amor que, para mi, contiene todo aquello que me gusta encontrar en una novela: una buena narración, una pareja protagonista con mucha química y una buena trama.
hace 1 año