La llave del espejo de Pilar Torres. Singladura literaria de calidad Si la vida se asemeja a un periplo imperfecto, ausente de significado, la ficción nos aporta el sentido que acalla nuestras inquietudes. El arte sirve, entre muchas otras funciones, como el lenitivo singular que, en ocasiones, nos descubre a nosotros mismos reflejados en otras vidas. Y es precisamente en la literatura donde somos los lectores y las lectoras quienes nos aproximamos a la obra y, finalmente, a la autora que crea las bellas, sentidas y certeras fábulas que se narran en La llave del espejo. Y el encuentro, como en todo viaje a un lugar desconocido pero atrayente, no ha podido resultar más satisfactorio. Dos cualidades se han de resaltar en el texto creado por Pilar Torres: en primer término, la descripción detallada y abundante de los ámbitos predilectos de la gran protagonista de la novela, una pintora inglesa llamada Julianne North. Torres despliega ante nuestros ojos un rico vocabulario que completa, matiza y sugiere tanto el arduo y maravilloso mundo de la pintura — texturas, pinceladas, trazos, paisajes—, como el de las telas y los diseños de finales del siglo XIX. La novelista viste con precisión y belleza las realidades más queridas de la atribulada Julianne, al emplear una prosa de una calidad superior a la que estamos acostumbrados a leer. Además, la estructura del relato mantiene entretejidas dos tramas que se complementan y mantienen el interés por conocer su resolución: no solo asistimos a las vicisitudes, sueños y desengaños de Julianne, sino que también leemos expectantes la investigación que realiza en nuestros días Gabriel, de la casa Christie’s de Nueva York, acerca de un misterioso cuadro y su verdadera autoría. Y es con estas dos herramientas —estilo y estructura narrativa— como Torres satisface a sus lectores con la calidad literaria de sus párrafos y la intriga propia del mejor suspense. No se desdeña en la fábula ni el interés romántico enmarcado en un triángulo de vértices dolientes, ni las necesarias amistades y vicisitudes que ilustran una época en la que el patriarcado condenaba a la mujer a recluirse en el hogar y a renunciar a cualquier tipo de reputación pública. Por ello, La llave del espejo muestra también un fresco social donde se ilustran las injustas condiciones de vida de las mujeres que vivieron, crearon, trabajaron y amaron en aquellos tiempos grises. En definitiva, esta novela logrará satisfacer a aquellas lectoras y a otros tantos lectores, que deseen saborear un relato sincero, hermoso y ejemplar. Porque la vida, en ocasiones, nos conduce a buen puerto, aunque no sea el que imaginábamos al comenzar nuestro viaje. Y estas letras de Pilar Torres inician esa singladura dichosa de la buena literatura.
hace 1 año