Solamente el nombre de Titanic ya nos evoca lujo, sueños de esplendor, cenas sublimes, gente de la más exquisita sociedad… Sin embargo, Titanic, a poco que el lector haya visto la película de James Cameron, también sugiere desesperación, frío helador y, sobre todo, tragedia; tragedia de lo que pudo hacerse y no se hizo. Tragedia de cómo se perdieron miles de vidas por carecer de la más indispensable seguridad y no tomar medidas a tiempo. Y, para poner del todo en evidencia el hecho, la mayor parte de las vidas que se dejaron en el mar, fueron pasajeros considerados de tercera, faltos de recursos, faltos de la consideración social que en la época era necesaria para ser tomados en cuenta para ser salvados.
En esta novela no se pretende hacer un análisis exhaustivo de los hechos ni de las causas que provocaron este accidente fatal, si no de dar una visión de la historia desde el punto de vista de una joven adinerada e inexperta en la vida, que se vio envuelta en una parte de la historia sin ella pretenderlo. Joven, enamorada y recién casada, Madeleine Astor es la protagonista de la novela de Shana Abé. Su romance con el coronel Astor y su luna de miel son el tema central del relato y nos llevarán no solo a los pasillos y cubiertas del trasatlántico, sino también por el Manhattan de principios del siglo XX y sus extravagantes y excesivas mansiones.
Madeleine, con solo 17 años, vive rodeada del lujo y esplendor a los que solo unas pocas familias tenían acceso. Sabe que, para estar a la altura de lo que se espera de ella y evitar escándalos en la encorsetada sociedad de principios del siglo XX, deberá hacer un buen matrimonio. Sin embargo, ni en sus más remotas expectativas, esperaba despertar el interés de John Jacob Astor, el multimillonario más reconocido y atractivo de su época.
La joven Madeleine se verá en el centro de atención de la prensa y los medios, y tendrá que hacer frente a los desprecios de una sociedad cruel y discriminatoria por ser lo que ellos denominan una “nueva rica”. Con el viaje en el Titanic como punto culminante de su gran amor, Madeleine, a modo de diario, expresará y rememorará todo lo ocurrido en esa fatídica noche en la que el dinero no garantizaba la supervivencia.
Shana Abé en esta novela hace un estudio, más que del Titanic y todos sus pasajeros, de la alta sociedad de principios de siglo, así como de su estilo de vida y su comportamiento. El lector que únicamente deseé conocer los hechos referidos a la catástrofe quizá se vea decepcionado de no encontrar nada nuevo o no encontrarse inmerso en el barco en sus últimos momentos. En este punto, la autora se acerca de manera muy sutil y sin extensas descripciones, quizás para crear más expectación en el lector.
Por otro lado, acercarse a otro punto de vista de lo que sucedió, sin crear más culpables de los necesarios y ver que el sufrimiento y la pérdida no entienden de clases. Una lectura amena, de contenido romántico no edulcorado y sin más acción que la expectación por saber que sucede con los protagonistas después del hundimiento. (Diana Arrufat Horcajuelo, 5 de mayo de 2022)