Desde lo más recóndito de nuestra memoria y nuestras creencias, el ser humano ha buscado un sentido en lo ancestral y en lo trascendental. La fe, la elaboración de lo legendario y mítico para dar sentido, dar explicación, dar un punto de apoyo a nuestra existencia. Sin duda el folclore y la oralidad son el germen de las grandes creencias, cosmologías, incluso religiones. La diosa de agua reúne el corpus transmitido, y hecho ahora literatura por el escritor venezolano Juan Carlos Méndez Guédez, del culto contemporáneo mestizo (indio negro, criollo y español) que se extiende desde la Amazonia al Caribe en América del Sur. Como en su día hiciera Aleksandr Afánasiev con la Rusia del siglo XIX, Juan Carlos Méndez Guédez profundiza y establece la escritura de mitos y leyendas que durante décadas han pasado de boca en boca en los pueblos sudamericanos. La naturaleza explota, el agua discurre y desborda, los animales y las fieras, los hombres y mujeres, forman parte de la misma metamorfosis. En tiempos en que la naturaleza sufre nuestra embestida, la lectura de su vitalidad nos devuelve a la fuerza y la belleza que nunca deben perder.