Lujo, cultura, elegancia, poderío económico e influencia social se mezclan en la historia de la Casa de Alba, testigo privilegiado de los acontecimientos más importantes ocurridos en España y Europa. Sus actuales titulares pueden jactarse de que por sus venas corre la sangre de los Estuardo, del rey Jaime el Conquistador y de los Trastámara -soberanos de Castilla- a través de los Enríquez, que es tanto como decir una de las más ilustres dinastías de Europa. Desde que en 1429 el rey Juan II concediera el señorío de Alba de Tormes al ambicioso arzobispo don Gutierre de Toledo, hasta nuestros días, en que la actual duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, y sus hijos Eugenia Martínez de Irujo -duquesa de Montoro-, el duque de Huéscar y el conde de Salvatierra copan las portadas de las revistas del corazón, los miembros de este linaje se han visto envueltos en intrigas políticas, alianzas y rivalidades de todo tipo, como en el caso del Gran Duque, Fernando Álvarez de Toledo, visto como el paradigma de la crueldad española fuera de nuestras fronteras, o el supuesto enfrentamiento entre Teresa, XIII duquesa de Alba, y la reina María Luisa de Parma, o sus amoríos legendarios con Goya.