Los Beatles, los Rolling Stones, Love, los Who, Jimi Hendrix, los Beach Boys… La geografía de esta novela urgente no está trazada sobre calles sino sobre canciones. Canciones eternas, inolvidables, únicas, en las que se pierden como en un laberinto los dos protagonistas de esta historia. A lo largo de una madrugada, consciente de que el tiempo se le está acabando, Mario, pinchadiscos e implacable crítico musical, cuenta la historia de su relación. Es una crónica dolorosa y aberrante, como una pesadilla, pero también es hermosa como la infancia. Volver a la infancia, a la felicidad perdida de las bolas de chicle y los veranos eternos, de la radio fórmula y el primer amor, es el camino que Mario debe recorrer para componer la canción de Lucía, la sinfonía donde ella vivirá eternamente. Con un ritmo trepidante y un estilo «empeñado en la expresividad» (Fernando Royuela), Daniel Ruiz García nos conduce cuesta abajo por una trama trufada de referencias musicales, cinematográficas y literarias. Todo ello regado con abundante cerveza y a golpe de rock, hacia un final tan abrupto como impredecible.