La obra se organiza en tres tomos, correspondientes a la Edad Media (en dos volúmenes), a la Época de Oro y a la Modernidad. Este primer tomo, dedicado a la Edad Media y coordinado por María Isabel Toro Pascua, analiza la presencia de la Biblia en la literatura medieval en dos vertientes netamente diferenciadas. Se trata, por un lado, de la Biblia como fuente de arquetipos y modelos, de argumentos e imágenes que nutrieron el imaginario de todo el mundo cristiano, que supo convertirlos en literatura. Por otro lado, la Biblia se presenta como fuente autoritativa, tanto en el aspecto filológico como en el histórico y el doctrinal. Los estudios correspondientes se distribuyen por tanto en dos volúmenes: uno que agrupa los géneros estrictamente literarios (poesía, drama, ficción) y un segundo que recoge los que definen a la Biblia como fuente de autoridad (textual, histórica y dogmático-moral).