¿Por qué la anorexia afecta más a determinadas mujeres que a otras? Uno de los rasgos más evidentes de nuestras sociedades es la pulsión de los individuos de competir constantemente y de hacerlo en todos los ámbitos imaginables de la experiencia. En el caso de las anoréxicas sucede lo mismo que en otros ámbitos: como casi cualquier individuo de nuestra desquiciada cultura, las mujeres anoréxicas quieren ser las campeonas en su categoría. Ocurre algo parecido en el mundo de las finanzas. La diferencia es que el deseo de ser más rico que los demás no se considera patológico mientras que el deseo de ser más delgada, llevado al extremo, produce efectos funestos y visibles en el aspecto físico de la persona. Pero lo que significa la anorexia de una joven es que ha decidido competir y le resulta difícil abandonar antes de la victoria pues eso implicaría renunciar al campeonato. El resultado final es trágico en los casos extremos, pero ello no debe hacernos perder de vista el hecho de que la obsesión por la delgadez caracteriza a toda nuestra cultura. Lejos de ser un rasgo aislado, constituye una preocupación que compartimos con esas jóvenes víctimas. De modo que el imperativo que empuja a esas mujeres a matarse de hambre procede de toda la sociedad: es un imperativo unánime. Y, desde ese punto de vista, está organizado como un auténtico sacrificio. El hecho de que sea inconsciente, desritualizado, muestra, de un modo bastante espeluznante, que en nuestro mundo se está produciendo un retorno al arcaísmo.