Existe un continente parcialmente explorado, una tierra fisurada en cuyas grietas es peligroso adentrarse. Existe un continente llamado mente. No es sencillo abandonar un lugar que en ocasiones se muestra inhóspito y que llega a ejercer una presión asfixiante; no es fácil. Cuando John siguió las más extrañas señales y alcanzó el abismo de la depresión, su familia no logró frenarle. Su viaje marcó la existencia de sus seres queridos para siempre. Margaret contuvo a Celia y a Alec, pero no impidió que Michael, el más sensible y valiente de sus tres hijos, rastrease las huellas de su padre en aquel mundo ignoto, ahondando en el dolor de quienes le vieron alejarse. Profunda y bella narración donde la depresión se convierte en el inesperado miembro de una familia de clase media norteamericana, en un pariente al que se odia y se teme pero con el que se debe convivir cueste lo que cueste. Convertida en un mar de olas trasparentes y ágiles, la prosa de Haslett nos acerca a las orillas del amor, la resignación y el miedo, a los puertos de la enfermedad y a sus irreflotables naufragios humanos. (Jorge Juan Trujillo, 9 de agosto de 2017)
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