P. G. Wodehouse es conocido por su estilo cómico y desenfadado. Había leído varios libros de su serie protagonizada por un joven aristócrata inglés y su mayordomo, Jeeves, quien siempre tiene que deshacer los entuertos del primero.
En “Guapo, rico y distinguido” no pierde ni un ápice de su humor habitual, al contrario, este es aún más exacerbado. Es una novela coral que se desarrolla en el norte de Francia, en el pueblo ficticio de St. Rocque, en concreto en el Château Blissac, donde residen míster y mistress Gedge. Allí se dará cita un numeroso y variado elenco de personajes: un senador americano y su hija, un vizconde francés, un millonario y deportista americano, un escritor británico... más estafadores y ladrones varios. Pero nadie es en realidad quien parece ser; el intercambio de papeles entre personajes es notable, lo cual sumado a una trama más enrevesada que en otras de sus obras, la hacen una lectura más complicada de seguir de lo que pudiera parecer inicialmente.
Es en el fondo una gran farsa, una reunión de impostores en la que se encadenan situaciones disparatadas y despropósitos, que provocan momentos muy hilarantes; también reconozco que en algún momento me ha parecido demasiado “absurdo”.
No deja de ser una lectura amena y divertida, con giros inesperados y sorpresas finales, pero para mi gusto no llega al nivel de las novelas de Jeeves, mis preferidas.