En el Filócolo, considerada por muchos críticos la primera novela de la literatura europea, Giovanni Boccaccio, a petición de Fiammetta, su amor y su musa a partir de esta obra, deberá contar la historia de los dos enamorados, Flores y Blancaflor, desde el comienzo de sus días hasta el final de sus desventuras, con la finalidad de dignificar una ejemplar historia de amor que hasta entonces había estado sólo en boca de los ignorantes. El amor se convierte así en el hilo conductor de esta historia en la que todos sus elementos responden a un claro espíritu medieval y cortés. Retomando la conocida leyenda del sarraceno Flores, hijo del rey de España, y de la cristiana Blancaflor, descendiente de alto linaje, pero que es criada como sierva en la corte de los reyes de España, Boccaccio narrará las aventuras amorosas de los dos jóvenes, cuyo amor virtuoso y perfecto, capaz de vencer incluso las barreras sociales impuestas, triunfa finalmente pese a los muchos impedimentos ideados para que los dos jóvenes sean separados y su amor sea imposible. El final de la historia verá el matrimonio de los protagonistas, la conversión al cristianismo de Flores y su coronación como el nuevo rey de una España ya cristiana. Tres serán los principales focos de la acción: el amor obstaculizado por los padres de Flores, que no consienten que su hijo se case con una plebeya; la separación de los dos amantes, que no hace sino reforzar los lazos de unión entre ambos, y que sirve, en la intención del autor, para introducir nuevos episodios y personajes que enriquecen y amplifican la narración; y la búsqueda desesperada de Flores, ahora convertido en Filócolo -el que sufre fatigas de amor-para ocultar su origen, que desencadena el viaje del protagonista desde Italia hasta Alejandría, y que da pie al imaginario del autor en su recreación del fastuoso mundo oriental.