Esta nueva entrega -la octava- de la serie Outlander se desarrolla en Estados Unidos, en plena Guerra de la Independencia. Jamie lucha en el bando de los colonos, bajo las órdenes del general Washington y en el bando contrario se hallan su hijo William y lord John Grey. Por otro lado, muy lejos de allí y casi doscientos años más tarde, Brianna debe proteger a su hijo Jem de un hombre que pretende hacerse con el tesoro de Jamie y eso hará que Roger acabe viajando de nuevo entre las piedras, pero un "error de calculo" hace que no viaje hasta el año que el supone. En este libro los personajes están desperdigados por el espacio-tiempo y no interactúan entre ellos apenas, y esta fórmula me ha resultado muy poco atractiva; creo que juntos, hacen mejor equipo. Esto, junto al hecho de las descripciones tan detalladas de la autora, tanto de los pensamientos de los personajes como la forma de relatar los hechos, ha provocado que su lectura me haya resultado tremendamente densa. El mejor personaje de todos, en mi opinión, es Ian. El peor, con diferencia, William. Han sido más de mil páginas de sufrimiento y desdichas dentro y fuera del seno de los Fraser. ¿Seguiré con la saga, aunque sea por pura cabezonería? Puede que sí, pero no a corto plazo.
hace 1 año