Los personajes de estos relatos no solo afrontan la completa ruptura de su realidad cotidiana, sino también la soledad y la incertidumbre que esa nueva existencia conlleva. Ante esta fractura, trazada desde las diferentes edades de los protagonistas, los personajes encaran su inevitable situación a través del enfrentamiento, la inseguridad, la renuncia, la resignación de la derrota aceptada. Sin embargo, aunque cada uno de ellos resurja culpable o redimido de su apocalipsis personal, la estructura circular de estos cuentos sugiere un daño tan ineludible para los protagonistas como próximo para el resto de personajes, e incluso para el lector mismo a su vez, arrastrado a formar parte de las diferentes historias que la obra le presenta.