Una novela que en su día debió de resultar bastante novedosa, ya que nos pone en la mente y en la piel de un instintivo asesino. El talento de Highsmith para este género negro no se puede ni poner en duda. Refleja muy bien como la casualidad nos puede conducir a la salvación o a la perdición. Sin embargo, el ritmo tan pausado y lento de la narración, hace que pierda intensidad; que hastíe en ciertos momentos, y que decaiga poco a poco la trama. Regulín, regulán...
hace 9 años