—¿A qué viene tanto misterio? ¿Te casas con Hitler, quizá? —No —me contestó ingenuamente y con toda sinceridad—, con él no. —¿Goering? —Se acaba de casar. —¿Goebbels? —Ya está casado. Entonces, en parte porque ya iba adivinando y en parte por intuición, le dije: —Ya sé con quién. [pág. 567]