El inglés Charles Sandeman comanda una unidad de milicia local en Waziristán, en los confines del Imperio británico. Contra todo pronóstico, el experimento de reclutar elementos de las tribus pastunes para mantener el orden en la frontera ha sido un éxito, especialmente al lograr la cooperación de wazires y mahsuds, notoriamente poco fiables y dados a las rencillas. El lugar es la Frontera Noroccidental de la India británica, donde el Imperio choca periódicamente con Afganistán. Los administradores imperiales imponen la paz mediante una juiciosa combinación de sobornos, conocimiento de las costumbres locales y flema inglesa. Pero la situación es precaria. Cuando el emir de Kabul proclama la yihad, comienza la Tercera Guerra Afgana. Los enemigos del Imperio buscan sumar a las tribus pastunes a su causa. Sandeman y sus oficiales desearían quedarse y luchar, pero reciben la humillante orden de retirarse. Con razón, Sandeman piensa que tal cosa significará el fin de su milicia, pues en cuanto los lugareños vean que los británicos se retiran, llenarán el vacío de poder. Pero peor que eso es la amenaza constante de que sus hombres deserten en masa, y que la milicia se descomponga a lo largo de las líneas tribales. Sandeman y sus oficiales tendrán que hacer uso de todo su ingenio y todo su profesionalismo para retirarse ordenadamente, en una agónica acción de retaguardia sobre un terreno adverso y rodeados por tribus hostiles.