Sólo el propio Harold Robbins podía superar la emoción de Los aventureros o la sensualidad de Adiós Janette. Lo ha conseguido en El descenso de Xanandú, la novela más emocionante del autor que osa adentrarnos en el centro de nuestros más secretos deseos. Vivir para siempre. Adentrarnos en la historia de uno de los personajes más escandalosos, Judd Crane, hombre obsesionado por alcanzar la inmortalidad, hombre fabulosamente rico que está resuelto a vencer a la muerte cueste lo que cueste... Crane lo tiene todo: dinero, poder, mujeres. Desde su lujoso 747 domina un inmenso imperio financiero: industrias y gobiernos. Todo lo puede comprar, quizá incluso la vida eterna. Sin escrúpulos, de un magnetismo sexual irresistible, muy inteligente, Judd Crane no acata las leyes comunes de la vida y la vejez, como tampoco acata las reglas que rigen el mundo de los negocios o del sexo. Asistido de una hermosa doctora, protegida de los expertos mundiales en gerontología, Crane se enzarza en una peligrosa aventura en busca del método para triunfar de la vejez y la muerte, y el lector se verá transportado a un alucinante mundo de lujo, de pasión y de intriga. La búsqueda de la inmortalidad conduce a Crane a países como Yugoslavia, China y Brasil, en cuya selva construye una secreta ciudad atómica desde donde pretende regir su imperio financiero y los laboratorios donde él en persona se ha sometido a los más peligrosos experimentos científicos... todo para no envejecer, para no morir. Persiguiendo este sueño Crane gasta billones y billones de dólares, está dispuesto a sacrificar todo su imperio a renunciar a la mujer amada, a aniquilar a los espías de países enemigos que quieren robarle el secreto... hasta que, al borde del éxito, Crane recobra su humanidad y renuncia a su sueño.