El ángel negro es una de esas obras que consigue captar la atención del lector desde el primer momento. Apenas tres páginas son necesarias para adentrarnos en el mundo policial de la investigación de homicidios, sintiéndonos uno más de los alumnos de Gurney sentado en su aula.
¿Qué puede pasar cuando en una idílica localidad rural de Estados Unidos aparece su miembro más prestigioso asesinado? ¿Y si todo parece indicar que el asesino es un enemigo que fue declarado muerto unos días antes? En esta tesitura, el agente encargado del caso recurrirá a nuestro ya conocido Gurney para que le ayude a solucionar este caso imposible.
El ritmo de la novela es ágil y no decae en ningún momento. Se estructura en tres partes, formadas por capítulos cortos, lo que le da mayor dinamismo a la lectura. La primera parte es introductoria, pero no por ello hace que se pierda el interés. Más bien al revés, ya que iremos conociendo a unos personajes con carácter y bien definidos mientras asistimos a los primeros descubrimientos en torno al caso que, ya desde el inicio, va atrapando al lector y se va volviendo cada vez más sorprendente.
Es una novela muy bien hilada y en la que los giros y las sorpresas nos esperan casi en cada capítulo.
Para los que no conozcáis al detective Gurney con anterioridad, no os preocupéis, ya que puede leerse como un libro independiente de los anteriores. Aquellos que ya conocéis a Gurney y el estilo al que Verdon nos tiene acostumbrados, os diré que os espera su mejor obra.
Una novela muy recomendable para aquellos que busquen una lectura de las que te atrapa desde el primer capítulo y es difícil de soltar, con un ritmo trepidante y muchas sorpresas por el camino que harán el deleite de cualquier aficionado a la novela detectivesca. (Gloria Mª Martínez Tarazona, 20 de noviembre de 2020)