El ajuar de mamá supone el regreso de Jiménez Lozano a la narración corta, pletórico de buen oficio y siempre al margen de modas y corrientes. Su estilo personal y directo, sólo en apariencia sencillo, posee la inabarcable sutileza de la observación atenta de la vida. Si este rico y variado mundo literario destila sabiduría a través de innumerables personajes con voz propia es porque el autor -nadie lo dude- ha sabido escuchar antes que contar historias.