“Las ideologías hay que sacarlas a flote o de lo contrario se pudren dentro de ti”. ¿Cuál ideología es la buena y cuál no…? El libro empieza con una trama troncal desconcertante a la par que atrapante, aunque peca un poco de ser predecible en ciertos aspectos. Tras 40 páginas, no se tiene claro hacia dónde va ni el motivo que la impulsa. Esto se debe, probablemente, a la intención del autor de crear misterio sobre el fenómeno paranormal que envuelve a todo el hilo conductor; un fenómeno que, por otra parte, no es muy complicado de descifrar por parte del lector. El melodrama está presente casi de forma constante. Esto puede gustar más o menos en función del público, no lo critico. A mí me resultó más un impedimento que una guía, empañando el interés de las diferentes tramas secundarias y sumiéndolo en las sombras sobredimensionadas a las que tanto recurre la trama, que no parecen tan graves como se anticipa en los primeros compases de la obra. Conforme avanza la historia y nos adentramos en las sombras personales de cada personaje, el hilo conductor pierde interés, principalmente por su previsibilidad, y se disuelve casi a la mitad del libro. En este punto, el autor parece estar más cómodo con su propia obra y la narración adquiere un carácter más definido y disfrutable, con subtramas excelentes que, como decía, dejan en evidencia a la troncal. No consigo conectar con el protagonista. Se trata de un personaje extrañamente introspectivo y reflexivo, cuando se deja bien claro que todas esas características pertenecen a su hermano gemelo, Ricardo. El protagonista es descrito como impetuoso y espontáneo, más de actuar que de ir meditando a cada oportunidad y dando lecciones de vida. En definitiva. Creo que se trata de una obra con muy buena intención, tramas interesantes, bien expuestas y escrita con talento, pero con un hilo conductor un tanto trillado en historias similares del mismo género. El tramo final del libro es notable, aunque el autor se empeñe en alargar más de la cuenta las diferentes resoluciones (o misterios), que ya de por sí eran un tanto previsibles, y perder esa tensión creada en el transcurso.
hace 3 años