Un libro tierno, divertido, inolvidable, en el que Rosa Regàs cuenta como son las vacaciones con sus nietos: «Mis hijos las llaman “las colonias de Llofriu”; se me ocurrió que podría quedarme con los niños durante el mes de julio; así los vería y los disfrutaría. Un regalo que no ocupa lugar y que da sentido a la casa durante todo el año. «¿No será que, por más que los alargara, no me bastaron para satisfacer mis sueños infantiles, aquellas dos décadas de vida familiar, movida, divertida y en paz, que me consolaba del lento aprendizaje de la vida, del aprendizaje de la decepción? Lo que se desea en la infancia no tiene posibilidad de conseguirse en su perfecta plenitud porque pertenece al ámbito más íntimo de carencias del ser humano, las que nada ni nadie podrá nunca saciar.»