Frances Price y su hijo Malcolm –ya adulto, pero que sigue viviendo con ella– llevan una vida sofisticada y regalada en el más glamouroso Manhattan, gracias a la fabulosa herencia del difunto marido de ella: un marido sobre cuya muerte planean ciertas sospechas que la señalan. Esos rumores la han dotado de un aura de viuda negra, pero no le han impedido seguir disfrutando de infinitos caprichos a golpe de tarjeta de crédito. Hasta que tanto exceso acaba agotando la cuenta bancaria y de pronto madre e hijo se ven en la ruina y con la necesidad de comenzar de nuevo. Emprenden una huida hacia adelante con destino a París, donde ambos fueron felices en algún momento de su pasado. Frances apenas deja nada atrás, y Malcolm tan solo a una novia eterna con la que nunca ha acabado de llegar a ningún lado. Los acompaña en el viaje –por mar, en un transatlántico– Pequeño Frank, el gato de la familia, al que deberán introducir clandestinamente en Francia. Hay un motivo de peso para llevarlo con ellos: Frances está convencida de que en el cuerpo de ese felino habita el espíritu de su difunto marido. Y cuando, ya en París, el gato se da a la fuga, madre e hijo iniciarán una búsqueda que reunirá a un excéntrico plantel de personajes: una pitonisa con la que Malcolm ha mantenido una relación carnal en el transatlántico, una expatriada americana deseosa de aventuras, un tímido detective privado...