Cuánta impotencia. Este libro te lastima el alma. Duele leerlo, y viene sin anestesia. No es justo, no es justo, no es justo…esas tres palabras resonaron dentro de mi cabeza la mayor parte del libro. Mary es una niña con una personalidad que no encaja en su época, no se calla, dice lo que piensa siempre, cruda, sin filtros, inteligente. Fuerte, fuertísima, tal vez haber nacido con una pierna mala, distinta con su pelo blanco, hizo su fortaleza. Pero al mismo tiempo agacha su cabeza y acepta su destino con entereza, esa dualidad me destrozó. No se merece lo que vive (nadie se lo merece) pero ella menos que nadie!! pero ahí está…no pierde tiempo con la queja, ejecuta: “me preocupo por muy pocas cosas. si no puedo hacer nada, entonces no me preocupo. si puedo hacer algo, entonces lo arreglo y ya no tengo que seguir preocupándome más”, esta frase la representa a la perfección. Su destino está sellado, tanto que mientras lo leía sentía que faltaba el aire, una presión en el pecho, y de pronto respiras una bocanada, pero dura poco y nuevamente estas buscando ese alivio. Denle un respiro, pensaba. Esta es una novela corta, la leí en un día, me atrapó terriblemente aunque cuando la comencé me costó bastante adaptarme a la forma en que está escrita, pero con el correr de las palabras, lo fui incorporando y en vez de leerla, fui escuchando su voz, lo que le dio más poder a la historia. Un personaje que merece ser leído.
hace 1 semana