Bajo el nom de plume Erckmann-Chatrian se esconden dos autores unidos durante cuarenta años por una singular amistad y una ingente producción literaria, no escrita exactamente a cuatro manos. Émile Erckmann (1822-1899) y Alexandre Chatrian (1826-1890), nacidos en la Lorena franco-alemana, se conocieron en 1847 a instancias del segundo. Unos años después empiezan a publicar conjuntamente una larguísima sucesión de éxitos. Juntos esbozan las tramas, pero es Erckmann quien escribe: cuentos fantásticos o de terror y novelas regionalistas o patrióticas, como El amigo Fritz o Historia de un quinto de 1833 y su continuación Waterloo, estas dos últimas traducidas en su día al castellano por Don Manuel Azaña. Chatrian, por su parte, ejerce de corrector y “agente literario”, ocupándose de colocar los originales, negociar con los editores y administrar las boyantes finanzas comunes. En la cima de su popularidad, se los conocía como “los hermanos siameses”. Diferencias económicas ponen fin a la amistad de los dos colaboradores en 1887. “Quería eliminarme”, escribe Erckmann indignado, “relegarme al papel que él había desempeñado durante treinta y siete años, hacerme pasar por su parásito”. Tras un año inconsciente y varios enfermo, en 1890 muere Chatrian, al parecer con una foto de ambosen el apogeo de su gloria bajo la almohada. Erckmann, que se ha propuesto un ambicioso programa en solitario, muere nueve años después que su “parásito”, habiendo publicado solamente dos obritas menores.