Un Azaña más persona y menos político, más a ras de suelo, más cercano, pero igual de complejo que el Azaña público, ese es el que se nos muestra en "Ciudadano Azaña". Villena no descubre nada nuevo, redescubre al niño huérfano educado en El Escorial; al joven putañero; al febril amante del teatro y la literatura, porque la pasión artística de don Manuel era igual o superior a la política; al orador que no necesitaba ni papeles ni apuntes; y recuerda la ruina moral y física del alcalaíno al término de la contienda El político despertó, aún lo hace, odio profundo y sincera simpatía, pero no fue un monstruo, aunque su aspecto dijera lo contrario, ni alimentó la hoguera que arrasó el país, antes bien, acabó quemado cuando quiso sofocarla con las tres "pes" de su discurso: PAZ, PIEDAD, PERDÓN. El libro es una oportunidad para acercarse a un personaje trascendental de nuestro siglo XX y a uno de los períodos más complejos de España. Al historiador le refrescará la memoria, al neófito le abrirá la puerta de la historia.
hace 9 años