«Es mi propósito que esta Breve historia del mundo se lea casi con la misma facilidad que una novela. Ella da cuenta, de un modo muy general, de nuestros conocimientos actuales de la historia, libres de elaboraciones y complicaciones». Así se inicia el breve prefacio que H. G. Wells redactó, en 1922, como preludio a un ensayo que no pretendía otra cosa que dar una visión de conjunto de la historia del mundo y que iba dirigida a un lector no especializado que quisiera «refrescar o rehacer sus concepciones fragmentarias o anticuadas de los grandes acontecimientos de la humanidad». Contemporánea de las obras de Oswald Spengler (La decadencia de Occidente) y Arnold Toynbee (Estudio de la historia), esta Breve historia del mundo comparte con aquellas la conciencia de que, después de la Primera Guerra Mundial, se puso punto y final a la era del dominio europeo en el mundo y comenzó el imperialismo norteamericano.