Está meridianamente claro que la autora se identifica con su principal personaje, una mujer luchadora pese a que carecía de antecedentes luchadores: su padre era un jugador profesional, aunque con claras ideas sobre la hermosura de la vida. Pero, a mi juicio, esa identificación con el personaje de Selina se remarca en los caracteres perfectamente trazados para el hijo de ésta, Dirk (Sobig de pequeño). Éste queda remarcado por tres mujeres. Su madre. que fracasa en su intento de llevarlo por el camino que ella ha seguido y que entiende es el correcto. Su platónica amante, que le encumbra en lo profesional y económico pero no le llena moralmente. Y su amor no correspondido, la pintora vocacional que, diríamos que sin querer, le hace comprender que su madre estaba en lo cierto. Memorable, además, la irrupción final del niño Pool ya madurado. Muy emotiva por momentos.
hace 3 años