Si no tienes gato, y de repente aparece uno en tu casa, es porque lo necesitas en tu vida. Quizá esa es la razón por la que Nana y Satoru se conocieron. Nana es un gato callejero de color blanco que debe su nombre a su cola en forma de siete. Duerme cada día sobre el capó de la furgoneta de Satoru y aunque en un principio no se fía del humano, éste se gana cada día su cariño y terminan compartiendo hogar y paseos. Tras cinco años de convivencia llega el momento de separarse porque Satoru ya no puede cuidarle. Por ello, emprenden un largo viaje en busca de un nuevo hogar para el felino. Esta historia está narrada a dos voces: la de Nana, que, como buen gato, hace gala de su ironía y su peculiar visión del mundo y la del propio Satoru que en cada etapa del viaje rememora una parte de su pasado ya que busca un nuevo hogar para su querida mascota entre los amigos que han sido importantes en su vida. “A cuerpo de gato” es una novela intimista que, a pesar de la dureza de la trama, invita a ver la vida con otros ojos; a disfrutar de cada pequeño momento y a no olvidar a la gente con la que has compartido los momentos más felices de tu vida. Cada uno de ellos te convirtió en la persona que eres hoy. Una novela sencilla, en apariencia, que terminas con una sonrisa y deseando encontrar la paz, como Satoru y Nana, cuando la tormenta sacude tu vida.

Una deliciosa lectura, me ha gustado mucho, puede que sea porque me encantan los gatos, pero no es esta cultura de este país que con su finura nos trasmite paz. El final el logico pero doloroso. Paz