Las novelas de James Patterson vienen avaladas por un enorme éxito internacional, tanto en los libros como en sus adaptaciones cinematográficas. Tenemos entre manos uno de los casos protagonizados por su personaje más conocido, Alex Cross, detective de la policía metropolitana de Washington D.C., psicólogo y ex agente del FBI. En Vías cruzadas el detective regresa, acompañado de su familia, a Starkville, su ciudad natal, tras 35 años de ausencia. Su objetivo es averiguar si su primo Stefan, acusado entre otros delitos de asesinato, es culpable o no de los gravísimos cargos que se le imputan. Alex se verá involucrado de manera muy personal en el caso, pues la investigación removerá sentimientos escondidos, cuando los fantasmas de su infancia, que hace años le obligaron a marchar, vuelvan a aparecer con toda su fuerza. La corrupción se ha extendido por Starkville hasta límites insospechados y alguien no quiere que Cross investigue, sus movimientos son seguidos de cerca y pronto su vida peligrará. De vez en cuando se intercalan capítulos de otra trama, en la que un peculiar asesino comete impunemente un crimen tras otro. Y al final nos espera un desenlace sorprendente y totalmente inesperado que colocará cada cosa en su lugar… o no. El libro se estructura en capítulos breves –más de cien–, con abundantes diálogos, que la hacen una novela ágil y ligera, y con muchos personajes –sólo con sus historias paralelas se podría escribir otro libro–. También llama la atención el narrador en primera persona; a excepción de aquellos capítulos en los que no está presente, el mismo Alex Cross nos cuenta los hechos que sucedieron. Una novela de suspense en toda regla, que si bien no destaca desde el punto de vista literario, sí lo hace por su acción y ritmo trepidante, que tiene al lector en vilo a lo largo de todo el libro. Lectura muy amena para los amantes de los thrillers. (Esther Rodríguez, 24 de junio de 2016)
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