Jay Follet muere en accidente de tráfico cuando regresa a casa tras de atender una emergencia familiar. Su ausencia marca las vidas de su esposa, Mary, y de sus dos hijos de corta edad, Rufus, y la pequeña Catherine. A través de sus recuerdos, junto a los de otros miembros de la familia, se reconstruye todo el universo que les unía y el vacío que produce su falta. Mary busca refugio en sus profundas creencias religiosas, mientras la pequeña Catherine apenas entiende lo que pasa. En cuanto a Rufus, sobre el que de alguna manera gira gran parte del peso de la trama, la muerte de su padre le genera sentimientos encontrados. Aturdido por los misterios del mundo de los adultos y apegado al mismo tiempo al ingenuo placer de la infancia, la dramática experiencia de la ausencia paterna le irá acercando progresivamente a una anticipada y forzada madurez. Una muerte en la familia es una obra sobre el dolor y el desconcierto que genera la pérdida, la ausencia de un ser querido. Una novela poderosamente emotiva, escrita con una inusual belleza lírica y una apreciable influencia joyceana en algunos pasajes. En Una muerte en la familia, James Agee hace un retrato de una familia norteamericana en el corazón de los agitados Estados Unidos de 1915. Un retrato que en buena medida es el de su propia familia. El padre de Agee, que también se llamaba Jay, murió cuando él tenía la misma edad que Rufus, que curiosamente es el segundo nombre del autor. La narración transcurre en Knoxville, el pueblo natal de Agee. De alguna manera, los sentimientos expresados en esta novela autobiográfica son los que maduraron en el autor durante tres décadas hasta que, con la distancia del tiempo, pudo finalmente expresarlos en negro sobre blanco. Tardó siete años en escribirla pero lamentablemente no llegó a verla publicada en 1957, ya que murió de forma repentina dos años antes. Tampoco pudo ver el notable éxito que cosechó entre lectores y crítica, que fue reconocido con el premio Pulitzer de 1958.