Mientras el cuerpo de Leila yace en un contenedor de basura a las afueras de Estambul, su cerebro evoca recuerdos desde su más tierna infancia: la vida con su padre y dos madres en una gran casa familiar, los chismorreos de las mujeres cuando los hombres están en la mezquita, la huida a Estambul para escapar de los abusos y mentiras familiares y de un matrimonio concertado, el hallazgo del amor en un burdel, y de sus cinco amigos que son su verdadera familia. Este libro me ha removido por dentro. Creo que me ha dejado huella y tardaré en olvidarlo. Es muy duro y muy bello a la vez. Los personajes, según la autora, son ficticios, pero están inspirados en personas reales que conoció en Estambul. Queda demostrada, una vez más, que la verdadera familia no tiene por qué ser la asignada cuando nacemos, la podemos escoger.
hace 3 años