Me ha gustado mucho. Me ha gustado tanto que, tonto de mi, se me han caído unas lagrimillas al terminarlo, no sé si por alegría o por tristeza. Porque yo también soy un poco asqueroso y un poco mochufa, de esos que no pueden vivir sin microondas o sin zapatillas de marca, pero no tanto como para no ver en Manuel a un héroe, y sentir un poquito de envidia. Y me he reído mucho. Sobretodo al verme reflejado en alguno de los personajes que desfilan por la novela, a los que el autor pone de vuelta y media. La risa es un buen antídoto contra la locura. Terrible y genial.
hace 11 meses