Amalia Sacerdote, hija de un importante personaje, ha sido asesinada y el principal sospechoso es su novio, hijo de un diputado de la izquierda siciliana. Pero en esta historia poco importa conocer al verdadero asesino, el homicidio será la moneda de cambio con la que unos y otros pretenden obtener su propio beneficio.
La novela está narrada en tercera persona y su protagonista es Michele Caruso, director de los telediarios de la RAI en Sicilia, pero enseguida se percibe que su trabajo no es meramente periodístico. Además de investigar por cuenta propia y lidiar con su tropa de reporteros, Caruso se convierte en un títere en manos ajenas, que le indican sobre lo que debe y no debe informar.
Una trama enrevesada de intereses y tejemanejes, en la que abundan los diálogos y los personajes (hay que estar atento desde el principio para no perderse entre tantos nombres), y en la que las indagaciones de Caruso nos hacen dilucidar la verdad, todo ello entre censura, infidelidades y confabulaciones a todos los niveles.
Me sorprende leer que la novela ganó un premio de novela negra, porque yo no la calificaría dentro del género; cierto que hay un asesinato y algo de intriga, pero me parece más sobre política y corrupción.
Aunque es entretenida, no me ha entusiasmado, prefiero los casos del comisario Montalbano con diferencia; no obstante me parece muy interesante la denuncia implícita que hace de la corrupción en muchos campos: político, policial, judicial, periodístico ... y que probablemente no se aleje mucho de la realidad.