Aunque para mí es el primer libro que leo del autor y del personaje, se trata de la octava entrega de la serie del comisario Salvo Montalbano. Éste se está recuperando tras ser herido de un disparo en su último caso, cuando un secuestro conmociona al pueblo de Vigàta y provoca su reincorporación al servicio. Susanna Mistretta es una joven universitaria que ha desaparecido misteriosamente, su familia no tiene dinero y parece inverosímil que alguien vaya a pedir un rescate por ella. Sin un exceso de suspense, la trama policiaca se va desarrollando, con un Montalbano intuitivo y que piensa en lo que otros no piensan, hasta llegar al desenlace, que en parte se veía venir. Aparecen otros personajes, como Livia, la pareja del comisario, o sus compañeros de la policía, aunque lo cierto es que la mayoría no están muy definidos, diría que se supone que ya los conocemos de las anteriores novelas de la serie. De este caso me ha resultado curioso y original el “doble final”, el que todos creen y el verdadero. La novela en general no me ha parecido ninguna obra maestra, pero sí una lectura entretenida, agradable y con cierto sentido del humor, de aquellas que se necesitan de vez en cuando para desconectar.
hace 10 años
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