Según mi modesta opinión, libro muy sobrevalorado. No entiendo tanta repercusión.
hace 1 año«Tendré que llevarte al cerro de la Virgen y tendré que decirte que eso es La Mancha y que es de esa tierra naranja de donde venimos, que ese manto de esparto que no acaba nunca es lo que eres. Tendré que explicarte lo que es un Pueblo y sabrás que el nuestro está atravesado por tres realidades: la ausencia total de relieve, el Quijote y el viento. Tendré que recordarte que eres nieto de familia postal, bisnieto de campesinos y feriantes, tataranieto de carabinero exiliado y de quincallera, y que sientas entonces que eres heredero de una raza mítica».
Ana Iris creció escuchando a sus abuelos el relato de dos mundos que se desvanecen. Unos, feriantes, quejándose de que cada vez tenían más trampas y menos perras, porque a medida que la vida se convertía en una feria —la de las vanidades—, la auténtica feria dejaba de tener sentido. Los otros abuelos, campesinos, le transmitieron el arraigo mágico de la tierra. Y fue ese abuelo el que la llevó un día a un almendro y le dijo que lo había plantado él, así que pa ella era su sombra.
Feria es una oda salvaje a una España que ya no existe, que ya no es. La que cabía en la foto que llevaba su abuelo en la cartera con un gitano a un lado y al otro un Guardia Civil. Un relato deslenguado y directo de un tiempo no tan lejano en el que importaba más que los niños disfrutaran tirando petardos que el susto que se llevasen los perros. También es una advertencia de que la infancia rural, además de respirar aire puro, es conocer la ubicación del puticlub y reírse con el tonto del pueblo. Un repaso a las grietas de la modernidad y una invitación a volver a mirar lo sagrado del mundo: la tradición, la estirpe, el habla, el territorio. Y a no olvidar que lo único que nos sostiene es, al fin, la memoria.
Según mi modesta opinión, libro muy sobrevalorado. No entiendo tanta repercusión.
hace 1 añoAna Iris transmite con frescura la esencia La Mancha, una tierra cuya huella permanece indeleble, a pesar de una inmerecida invisibilidad. Sus páginas es un recorrido de su historia personal, las costumbres de los pueblos manchegos. Feria es un viaje a la infancia. La infancia que retrata Ana Iris con mucha ternura y nostalgia es la del amor por la familia y la tierra y las constantes ganas de aprender y sorprenderte con todo. También la del esfuerzo por salir adelante. Ha sido para mí una delicia de lectura.
hace 1 añoSi antes de los treinta años un autor escribe una autobiografía novelada, que el libro funcione depende inexorablemente de uno de estos dos factores: la calidad de la escritura del autor o la riqueza de sus vivencias. Si a eso se suma una forma de ver las cosas desde el prisma del humor manchego identificable en las ocurrencias de “Muchachada Nui” o en los programas de José Mota, el libro puede tener un potencial importante. Con un título que se debe a la actividad de feriante de su familia materna, proveniente de Campo de Criptana, pero sin olvidar el haberse criado dentro del clan de “los simones”, oriundos de un pueblo de Toledo cercano a la provincia de Madrid, cada una de las anécdotas de la vida de Ana Iris Simón, ahora firma destacada como columnista de “El País”, son pasajes de ricas vivencias y disfrute del lector. Habiendo alcanzado ya las siete ediciones de “Feria”, Ana Iris Simón se enfrentará al reto de superarse con su próximo libro. Bien exprimiendo la autoficción (reto del que seguro sale airosa por su calidad como narradora), bien explorando el terreno de la ficción pura, la joven autora se ha convertido en alguien a quien no perder de vista. www.antoniocanogomez.wordpress.com
hace 1 añoComo pintar la esencia de La Mancha con palabras y un homenaje a esta tierra y a su familia. Que bueno.
hace 2 añosEl desparpajo con el que la autora desgrana sus vivencias hace que la lectura resulte muy amena. Hay más chascarrillo que filosofía de la vida (rural), pero creo que tampoco ella se sobrepasa en ínfulas. Sí que ha aprovechado (como es normal) las polémicas que la vienen acompañando desde que publicó el libro, pero el libro en sí no busca -creo- polemizar con nada. A mí me ha recordado bastante, sobre todo en los capítulos más manchegos, a Pedro Almodóvar, que no creo que sea santo de su devoción.
hace 2 añosBuena exposición donde nos hace una presentación espléndida de los miembros de su familia, con sus características y personalidades y con mucha sensibilidad. Toda un ejercicio nostálgico de rememorar el pasado. Bien desarrollado en cuanto a la presentación de los personajes. Magnifico el último relato del gigante molino. Aunque no nos descubre nada nuevo, ya en el Siglo XV Jorge Manrique en sus Coplas por la mueste de su padre decía “...cómo a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor”. Es decir siempre recordamos el pasado con nostalgia pero eso no quiere decir que siempre el pasado fue mejor. Recordamos los mejores momentos del pasado, y por salud mental, solemos dejar en el olvido los malos momentos, o los recordamos como cierta gracia o nostalgia que en su momento no la sentimos de esa forma. El progreso no siempre es malo como ella lo pinta. Mi abuela y tíos maternos vivían en el campo y eran agricultores, en mi niñez, sin luz ni agua corriente, hasta que encontraron trabajo y dejaron el campo, eso es progreso. Los avances tecnológicos, médicos y demás también es progreso. El que la mujer se haya liberado de depender no sólo económicamente, sino también en otros aspectos de su marido, y pueda tener vocación profesional, también es progreso. El progreso no siempre es malo. Sólo es malo cuando esos avances solamente favorece a unos pocos y no a todos. No estoy de acuerdo en pintar el pasado como lo mejor, el progreso en el mundo ha sido desde siempre, en todos los aspectos, y ese progreso al final en la mayoría de los casos ha sido bueno para la humanidad, nunca ésta se estancó en una época y ahí se quedó. Utiliza la historia de su familia para dejarnos conceptos de tinte ideológico como buenas y no lleva razón, y tengo pruebas de ello, pero no voy a desarrollarlas aquí.
hace 2 añosAutobiografía, emocional y divertida, que conecta con la de todos los que tienen los orígenes en un pueblo español pero viven en la gran ciudad. Me parece exquisito cómo consigue narrar las excentricidades de la familia española pero que a la vez nos arraigan a nuestra tierra y nos dan una identidad. Y cómo expresa con rapidez y frescura, pero a la vez crítica, lo rápido que esto está cambiando y la posibilidad de que llegue incluso a desaparecer.
hace 3 añosLlegué a este libro a través de una entrevista radiofónica a la autora que escuché un sábado mientras conducía, durante la cual me sentí gratamente sorprendido al comprobar que una persona que declaraba abiertamente unas ideas políticas absolutamente antagónicas a las mías, pudiera expresar después unas opiniones tan similares a las que yo tengo, sobre todo acerca de aquellos temas que hoy en día pueden llegar a ser tabú cuando el pensamiento de uno no coincide con el de una mayoría intransigente. Ese mismo día me compré el libro. Ahora, una vez finalizada su lectura, os puedo adelantar que nos encontramos ante un ensayo breve, de rápida lectura, escrito en un tono muy íntimo, casi a modo de diario personal de la autora, que versa sobre multitud de facetas diferentes de su vida, desde cómo se desarrolló su infancia hasta la muerte de sus seres queridos. Para enfocar mi reseña de este libro he decidido separar completamente el fondo de la forma, pues mis conclusiones sobre ambos aspectos son radicalmente opuestas. Si nos quedamos en la forma, en el mero aspecto literario de la obra, debo admitir que no es un estilo de escritura que a mí me guste. Es una manera de escribir que intenta imitar el estilo coloquial que se emplea en el lenguaje oral, lo que desemboca en una prosa que bajo mi punto de vista carece absolutamente de valor literario, que según vas leyendo te das cuenta que no te aporta prácticamente nada. Pensando sobre ello he llegado la conclusión que la culpa de todo esto quizá no la tenga la autora de libro, sino Irene Vallejo, pues mi lectura anterior fue “El infinito en un junco”, y ya se sabe lo odiosas que pueden resultar las comparaciones. Diferente es mi visión de “Feria” si lo que valoro es el fondo, el contenido, lo que dice y no cómo lo dice. En este punto, e hilando con el principio de la reseña, debo reconocer que aun situándome en las antípodas de sus ideas políticas, estoy muy de acuerdo con gran parte de lo que comparte en su ensayo, o al menos con lo que yo creo entender del mismo. Me parece una escritora muy valiente, pues hoy en día el que opina fuera del pensamiento único, suele salir escaldado, pero a ella parece no importarle y opina sin miedo sobre el feminismo, sobre el progreso, sobre los clichés de la sociedad y sobre muchos otros temas; y a mí me parece maravilloso que alguien se atreva a hacerlo, porque cansa ya bastante el no poder opinar sobre todos estos temas, si lo que uno piensa no coincide con el pensamiento socialmente impuesto. En conclusión, no me parece ninguna obra de arte de la literatura universal, pero sí creo sinceramente que es merecido que Ana Iris Simón se encuentre ahora mismo entre los autores con mayor número de ejemplares vendidos, si no lo es por un perfecto manejo de la palabra, sí lo es por mostrar una valentía que hoy en día a mí me parece digna de encomio.
hace 3 añosNo me ha aportado nada, no entiendo cómo ha tenido tanta repercusión. Historia familiar mezclada con reflexiones con la que puedes estar más o menos de acuerdo. Al menos es corto.
hace 3 añosAburrida, un tema muy manido el de contar cosas de tu familia, y encima con una filosofia barata de por medio. Libro con pretensiones, para mi fallido.
hace 3 añosFresca y original, me ha interesado mucho lo que cuenta y cómo lo cuenta. Muy recomendable
hace 3 años