Carolina tenía siete años y vivía en un pueblo en el que nunca pasaba nada. El tiempo en La Sancha transcurría muy despacio, sobre todo en verano, por lo que los niños debían inventarse juegos para no aburrirse. Salvo durante la semana de la feria. Un año, Carolina llegó temprano, se subió al tren de la bruja y, por ser la primera, esta le concedió un deseo. Carolina lo tuvo claro: pidió que todos los días del año fueran feria. Porque ¿hay alguien al que no le guste vivir en una eterna fiesta?La autora de la celebrada Feria, Ana Iris Simón, firma este delicioso relato para los más pequeños junto con una de las mejores ilustradoras actuales, Coco Dávez.