Si naces en Afganistán en el lugar equivocado y en el momento equivocado, puedes estar seguro que aunque seas un niño ágil como una cabra puede haber alguien que reclame que tu vida le pertenece. Sobre todo si tu padre muere mientras trabaja para un hombre poderoso y la mercancía del camión que conducía se pierde. En ese caso, puede que, para evitar que te capturen, tu propia madre te diga que tenéis que salir de viaje y te lleve a Pakistán, donde, tras hacerte prometer que te convertirás en un hombre de bien, te abandone a tu suerte. Ese trágico gesto de amor está en el inicio de la prematura vida adulta de Enaiatollah Akbari, y del increíble viaje que lo llevará a Italia pasando por Irán, Turquía y Grecia. Toda una odisea que lo pone en contacto con la miseria y la nobleza de los seres humanos y durante la que, pese a todo, conserva la ironía y una maravillosa sonrisa.