El niño que quería ser un Goonie de Víctor Blázquez es una novela completamente diferente a lo que ha escrito hasta la fecha. Un libro que está impregnado de su amor por el cine, de guiños literarios y cómo no, del espíritu aventurero de Los Goonies. Una película que marcó nuestra infancia y que a día de hoy sigue despertando el espíritu aventurero de niños y adultos. La historia comienza cuando Yago, junto a su hermano Toño y su madre, suben al coche con idea de pasar unos días de vacaciones en un complejo hotelero en Javea. Para que el trayecto no se le haga pesado, Toño recomienda a su hermano ver la película de Los Goonies. Es entonces cuando comienza todo... O quizá no, quizá empezó mucho antes. Yago espera vivir aventuras como las de la película, pero a veces el paraíso no es lo que parece y se convierte en una oscuridad terrorífica que se arrastra por tu ventana… Como en Los Goonies, Yago encuentra a un grupo de amigos que le ayudan a superar los terribles sucesos a los que ha de enfrentarse. Sólo ellos le creen y le ayudan a desentrañar el misterio que se oculta tras la apacible y lujosa apariencia del complejo Nirvana. Los libros de Víctor son muy visuales. De hecho consigue que sientas que estás viendo una película en lugar de leyendo un libro. Y en este caso, más aún. La historia podría ser una adaptación para adultos y del siglo XXI del guión de Los Goonies. Definir el género del libro es complicado… Mezcla novela negra, aventuras y un toque de terror. Todo aderezado con un trasfondo histórico que ya descubriréis al leer el libro. Toda la historia es una gran caja de sorpresas… En El niño que quería ser un Goonie hay un par de colaboraciones que le dan al libro un toque más negro de lo que la portada incita a pensar: un relato de Darío Vilas y otro de Claudio Cerdán. Ambas historias, que en principio, parecen no tener nada que ver con la trama principal, suponen algo novedoso y muy original, especialmente cuando en los agradecimientos, Víctor cuenta como se desarrolló el proceso. Un libro que os hará recordar vuestra infancia, soñar, sufrir y "maldecir en arameo". Si no, no sería un “Blázquez”. Sacad al Goonie que lleváis dentro y embarcaros en esta aventura. Pero tened cuidado, una vez que hayáis leído la primera página, no podréis dejar la historia… (Ana García, 9 de enero de 2017)
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