Escasos son los escritores que gozan del reconocimiento en vida y, menos aún, los que, además, consiguen renovar la voz literaria de su país. Este es el caso de Nathaniel Hawthorne (Salem, Massachusetts, 1804 - Plymouth, New Hampshire, 1864) cuya obra se inserta dentro del Renacimiento americano junto a autores como Melville, Thoreau o Poe a los que no solo conoció, sino que, también, inspiró. Célebre como novelista por la extraordinaria La letra escarlata (1850), su importancia en el género más breve del cuento es igual de remarcable. El lector encontrará aquí reunidas piezas extraordinarias como «Wakefield», «La ambición del forastero» o «El Gran Rubí». Construidos bajo la luz de la luna y al calor del fuego del carbón, los cuentos de Hawthorne reflejan el sutil mundo crepuscular de una imaginación fantástica a la vez que, partiendo de la anécdota cotidiana, configuran una atractiva atmosfera de misterio, ironía e inteligencia.