Un joven de una familia acomodada muy numerosa decide que en ella sobran varios miembros y toma la decisión de reducirla de tamaño para que la vida en su seno resulte más agradable. Un peregrino descreído se pone en marcha en el Camino de Santiago, y para darse ánimo cree adecuado consumir un litro diario de vino, lo que pronto dará lugar a situaciones sorprendentes. Dos amigos vuelven a verse después de mucho tiempo y para celebrarlo cenan juntos. Al rato, en un restaurante muy original, se dan cuenta de que no se conocen de nada y comienzan a hablar en un idioma que ambos van inventando sobre la marcha. Para el oficial protagonista de la historia es evidente que el coronel de su regimiento no da la talla mínima, lo que justifica que utilice alzas en los zapatos. Además, parece sufrir varias obsesiones como su compulsión por la limpieza, la simetría y la redundancia, creando en la unidad un clima bastante especial. Estos son algunos de los relatos de El coronel enano, en la línea surrealista e irónica que suele ser habitual en el autor.