Elizabeth lo tiene todo: un buen trabajo, una familia que la adora y la vida cómoda y segura que siempre deseó alcanzar en la gran ciudad. Solo que ese trabajo ya no la motiva tanto como solía hacerlo. Tampoco sabe muy bien cómo lidiar con el amor que la rodea. Y, aunque evite pensar en ello, su vida no es más que una cortina de humo que la protege de los recuerdos. Por eso, cuando se le presenta la oportunidad de diseñar un hotel en medio de un bosque, Elizabeth se lanza sin sospechar que, de la mano de la ilusión renovada y la promesa de libertad, llegarán también el doloroso pasado, los miedos casi olvidados y algo incluso más aterrador: él.